Esto no es una lucha de ideologías políticas, esto no es una lucha entre izquierdas y derechas, esto no es una lucha entre las personas que están en la calle y los que tienen una forma de vida, esto no es una lucha entre a los que les va mal y a los que les va bien.

    Damas y caballeros, nos encontramos ante una nueva forma de esclavitud, nos encontramos ante una nueva forma de división de clases, dos clases: la ciudadanía, cuyos derechos naturales y libertades públicas están siendo vulnerados todos los días, y los privilegiados que vulneran los derechos de la ciudadanía en favor de sus intereses personales. Te puede ir bien y ser un ciudadano, te puede ir bien y aún así ser un esclavo. Mañana te puede ir mal y te arrepentirás de no haber hecho nada en su momento. Porque eso es lo que somos a día de hoy: esclavos.

    Warren Buffet, el cuarto hombre más rico del mundo, dijo una vez (algo que le gusta mucho repetir a Harvey): “claro que existe la lucha de clases, y es mi clase la que va ganando”.

    Es, en efecto, una situación muy compleja. Hay un reparto de poderes, una concentración de la soberanía ciudadana en unas pocas personas. La ciudadanía no elige nada. Sólo estamos para legitimar quién queremos que nos robe con total impunidad durante cuatro años. Nos pueden echar libremente de nuestras casas, deciden qué sectores crecen por cuánto tiempo y en qué medida, deciden la forma de aplicación de la ley, deciden la propia ley, destinan los recursos de la ciudadanía con total arbitrariedad, hipotecan el futuro de nuestra generación y la de nuestros hijos, destruyen sectores productivos y sus empleos, manejan la información, distribuyen las obras públicas al precio que ellos libre y unilateralmente consideran a golpe de BOE, deciden cuánto dinero bancario crear y a quién dárselo. A esto no se le puede llamar democracia. Esto es una estructura mafiosa, una estructura viciada, una estructura defectuosa resultante de la voluntad de unos pocos. ¿Qué se hace cuando un edificio presenta una estructura inestable? Se demuele.

    Y debe demolerse desde sus cimientos. Por ello, se hace imprescindible recuperar el Ayuntamiento de este municipio y ponerlo a disposición de la ciudadanía, eliminando cualquier tipo de estructura mafiosa o caciquil que se encuentre.